La semana pasada me enteré de que el alcalde de mi localidad me había bloqueado en Twitter y me extrañó porque después de doce años escribiendo en Internet me tengo por una persona bastante medida y mis trolleos son de baja intensidad (por no decir inexistentes) contra personas, marcas e instituciones, aunque solo sea por corporativismo. Me puse a indagar e incluso descubrí un perfil donde «censaban» a las personas que habían sido bloqueadas por el alcalde.
Viendo un poco cómo funciona, he llegado a la conclusión de que lo habitual en social media de políticos, partidos y líderes de opinión se reduce a contestar o favoritear las alabanzas mientras que se bloquean a los autores de todas las críticas o preguntas incómodas. Y como experta en social media no me parece normal, excepto para los líderes de opinión que solo se representan a sí mismos y no tienen que responder por nadie que no sean ellos mismos.
En el caso de un político o de un partido se entiende que está ahí porque les han elegido unos ciudadanos y tienen que gobernar tanto para los que están a favor como para los que están en contra (y rendir cuentas del trabajo, por supuesto). Sé que un buen social media no va a convertir en fans a personas de una ideología diferente pero entiendo que no cuesta nada contestar a las críticas o responder con «esto es asunto de @rajoy»o «siento que tu calle está sucia, estamos trabajando para mejorar».
Si un político decide estar en redes sociales debería hacerlo con todas las consecuencias, las buenas y las malas. Y el bloqueo masivo da una imagen peor que dejar una cuenta morirse de pena porque abandonar una cuenta es algo pasivo mientras que bloquear a una persona porque te pregunta si se va a reasfaltar una calle es algo activo.
Escucha activa en redes sociales
No estoy hablando de auténticos trolls, de esos que te montan una crisis, o de personas que directamente amenazan con ir a tu casa a partirte las piernas. Estoy hablando de escuchar a las personas para las que trabajas, aunque solo sea para monitorizar las conversaciones en torno a tu localidad, no te digo ya contestar si no tiene sentido (soy una gran defensora de no contestar si no tiene sentido para no entrar en diálogos de besugos).
Me refiero a practicar la escucha activa en redes sociales, de manera que podamos atajar las crisis antes de que se produzcan. Esta táctica además permite que los seguidores se sientan escuchados y valoren más los perfiles de los políticos en Twitter.
En resumen, mi recomendación es evitar el bloqueo salvo casos de trolls extremos y si no, no usar las redes sociales. Y por supuesto, confiar en un experto en social media para no meter la pata en temas delicados como comunicación institucional.