En el momento de hacer un plan de redes sociales, hay dos errores que son más comunes de lo que parece: hay quien se rinde antes de empezar y decide que no tiene tiempo para dedicárselo a «la gente de Internet» y hay quien, vencido por el entusiasmo, se da de alta en todas las redes sociales posibles e imaginables, desde el vetusto Second Life hasta la última novedad que haya llegado de Palo Alto.
Como todo en esta vida, no hace falta abusar. Yo siempre les digo a mis clientes que lo primero que tienen que determinar es quién es su público objetivo y en función de eso elegir las redes sociales en las que estará presente, siempre que sean un número razonable. Para seleccionarlas, este gráfico de We are social es muy útil por ejemplo:
Aquí podéis ver que la red más poblada sería Facebook seguida muy de cerca por WhatsApp, por lo tanto en mi opinión abrir una página de Facebook puede ser una opción muy buena si la marca se dirige a un público general.
Pero, ¿qué pasa si vendemos algo muy visual? Puede ser que la red social de la gran F no sea nuestra opción prioritaria. Tal vez sacaríamos más rédito a nuestras interacciones estando en Instagram. O grabando vídeos sobre cómo se usa el producto en YouTube.
Un producto muy femenino se vende muy bien en Pinterest, pero quien decida estar en esa red tiene que saber que las audiencias son muy de nicho por lo que apenas lo va a notar en las ventas. Al final cada empresa tiene que decidir cuánto esfuerzo va a dedicar a cada red y si merece la pena en función de la cantidad de clientes potenciales.
¿Vosotros sois de los que estáis en todas las redes sociales o habéis optado por una o dos solamente?
Sobre mí
Mi nombre es Patricia Tablado, aunque desde 2003 rondo Internet bajo el nick de Patch, o Patchgirl. Soy una periodista de la cosecha del 81 enamorada de las redes sociales y de las nuevas tecnologías dedicada a ser community manager desde 2008 y madre desde 2012.
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